SCRIPTURAE PRIMUM ET SOLUM
ADOREMOS A JEHOVÁ EN CONGREGACIÓN
La administración de la congregación cristiana según las últimas instrucciones del rey Yehoshuah Mashiah (Jesucristo)
Aquellas últimas instrucciones están en los siete mensajes a las siete congregaciones (Apocalipsis capítulos 2 y 3). En esta sección se responderá a la pregunta de si las congregaciones cristianas deben tener un centro mundial, ubicado en una ciudad en particular. La mayoría de las grandes religiones o comunidades cristianas han optado por la centralización mundial, en Roma, Jerusalén, Moscú y muchas otras ciudades importantes del mundo. La pregunta es, si esta es la forma correcta de administrar las congregaciones cristianas, como aparece en el mensaje de Jesucristo, a las siete congregaciones.
Cristo es la cabeza de la congregación (1Corintios 11:3). ¿Tiene la congregación cristiana que ser administrada actualmente de manera centralizada, como era el caso, en los días de los apóstoles? Cuando leemos el libro de los Hechos, no hay duda de que la congregación cristiana era administrada en la tierra de manera centralizada con respecto a los asuntos doctrinales importantes; la autoridad de los apóstoles y algunos ancianos se ejercía desde la ciudad de Jerusalén (Hechos 15). Sin embargo, en cuanto a la administración local, era bajo la autoridad de los ancianos de la congregación (Hebreos 13:17). En la primera carta a los Corintios, de los capítulos 11 al 14, el apóstol Pablo dio instrucciones específicas para la administración adecuada de la congregación cristiana a nivel local.
¿Significa esto que actualmente debemos tomar en cuenta esta forma centralizada de administrar la congregación cristiana? Actualmente todas las congregaciones están esparcidas por toda la tierra, ¿se requiere una sede internacional, en una ciudad específica del mundo, para administrar todas aquellas congregaciones en asuntos doctrinales importantes?
La razón de la centralización en Jerusalén
La razón de la centralización de la congregación cristiana se debió principalmente a que Jesucristo había designado a 12 apóstoles que constituían, el punto de partida de la nueva congregación cristiana, en Jerusalén. Según el relato de los Hechos, particularmente después de la muerte del discípulo Esteban, una ola de persecución esparció a los cristianos por los cuatro rincones del Imperio Romano, alrededor del Mediterráneo, e incluso, mucho más tarde, hasta Babilonia (1 Pedro 5:13). Los apóstoles y los ancianos se quedaron algún tiempo en Jerusalén. Sin embargo, hay dos factores que han contribuido a la desaparición de aquella centralización, particularmente en la ciudad de Jerusalén. El primero es, al fin y al cabo, la muerte de los doce apóstoles, de quienes no se suponía, bíblicamente hablando, que tuvieran sucesores para mantener esta centralización. El segundo es la destrucción de la ciudad de Jerusalén, en el año 70 de nuestra era, por el general romano Tito. De modo que los cristianos ya no tenían una ciudad emblemática que hubiera representado esta centralización mundial.
Poco antes de su ascensión, Jesucristo dio estas instrucciones a sus discípulos: "Recibirán poder cuando el espíritu santo llegue sobre ustedes, y serán testigos de mí tanto en Jerusalén como en toda Judea, y en Samaria, y hasta la parte más distante de la tierra" (Hechos 1:8). Así, en esta última instrucción de Cristo, se designa a Jerusalén como punto de partida de una campaña mundial de predicación que duraría hasta su regreso, es decir, poco antes de la gran tribulación (Mateo 24 y 25). Nunca designó una ciudad donde se hubiera centralizado una administración mundial cristiana. Lo que es interesante notar acerca de la Iglesia Católica cuyo centro mundial está en Roma, el Papa se presenta como el sucesor del Apóstol Pedro. Lo que deja a entender claramente que esta centralización sólo se justificaba por la presencia de los apóstoles. El segundo punto es que de ahora en adelante la nueva administración de las numerosas congregaciones cristianas, esparcidas por toda la tierra, ha sido transmitida al último apóstol vivo, Juan, por medio del mensaje a las siete congregaciones.
Una administración local de congregaciones cristianas
En el capítulo 1 de Apocalipsis, las siete congregaciones están representadas por siete candelabros. Los ángeles que representan las siete congregaciones son las siete estrellas en la mano derecha de Cristo. En Apocalipsis 2 y 3, Jesucristo glorificado da recomendaciones, a veces con reproches muy serios, dirigidos a los siete "ángeles" de las siete congregaciones. Es obvio que los "ángeles" en cuestión no son aquellos en el cielo que no tienen tendencia al pecado. ¿Quiénes representan aquellos ángeles responsables ante Jesucristo de la administración de las congregaciones cristianas? En Apocalipsis 1:1, Juan nos informa que la Revelación le fue transmitida por un "ángel" (ἄγγελος "angelos" (Strong’s Concordanc G32): "Mensajero, por implicación pastor"). En este caso, el ángel o mensajero, era celestial. En Apocalipsis 1:20, se emplea la misma palabra "angelos" para referirse, esta vez, a un "ángel" humano responsable de la administración de una congregación. Aquellos siete ángeles, por lo tanto, representan a los mayordomos, pastores o mensajeros humanos responsables, ante el Rey Jesucristo de la administración de la congregación cristiana local (La traducción Biblia Chouraqui "mensajero"), ("mensajero" (messengers), "líderes humanos" (humans leaders) Expanded Bible (EXB) ; (GOD’S WORD Translation "messenger")) (1 Timoteo 3:1-7).
Aquellos "ángeles" o "mensajeros" son los intercesores o los que hacen el vínculo entre Jesucristo y la congregación (Jesucristo es el único mediador entre Dios y la humanidad (1 Timoteo 2:5)). En la visión, Jesucristo está en el "Santo" del templo espiritual, el lugar habitual de los sacerdotes que quemaban incienso en el antiguo templo de Israel. Los "ángeles" o "mensajeros" también son "sacerdotes" para la congregación, bajo la autoridad del sumo sacerdote Jesucristo. En Malaquías 2:7, los sacerdotes son designados como "mensajeros humanos" o "ángeles" de Jehová: "Porque los labios de un sacerdote son los que deben guardar el conocimiento, y la ley es lo que la gente debe buscar de su boca; porque es el mensajero de Jehová de los ejércitos" (Malaquías 2:7). Los sacerdotes tenían tres funciones principales en Israel: quemar incienso (la oración (Apocalipsis 8:3,4)), la enseñanza y el juicio (Deuteronomio 17:8,10-13; 21,1,2,5; Números 5:11-31). Los ancianos, pastores o superintendentes de la congregación, tienen exactamente las mismas funciones sacerdotales en el templo espiritual: la oración para los miembros de la congregación (Santiago 5:14), la enseñanza en la congregación (1 Timoteo 3: 2 "capaz de enseñar"), el juicio en la congregación (Mateo 18:18).
Antes de la Gran Tribulación, el Rey Jesucristo tratará directamente con los "ángeles" de las diversas congregaciones cristianas locales repartidas por toda la tierra, para que rindan cuentas de su administración. La lectura de los capítulos 2 y 3 de Apocalipsis permite meditar sobre la alta responsabilidad de aquellos superintendentes de las congregaciones locales (Mateo 25). Es por eso que el discípulo Santiago escribió: "No muchos de ustedes deberían hacerse maestros, hermanos míos, sabiendo que recibiremos juicio más severo" (Santiago 3:1).
En las ilustraciones de Jesucristo, de los administradores de los "talentos" (pero también de las "minas"), que rinden cuentas justo antes de la gran tribulación, son aquellos "ángeles" humanos, mencionados en Apocalipsis 1 a 3. Sin embargo, en esta ilustración, hay solo tres administradores mencionados, probablemente para ilustrar simplemente tres formas principales de juicio, dos favorables y uno condenatorio. Dos administradores han hecho su trabajo, uno mejor que el otro, sin embargo, ambos tienen la misma recompensa por parte del maestro. Hay un tercer administrador, que no ha hecho su trabajo y está condenado por el maestro (Mateo 25:14-30 (talentos); Lucas 19:12-27 (minas)). Por lo tanto, sobre la base de esta información bíblica, entendemos que Jesucristo juzgará a las congregaciones y sus respectivos administradores, a nivel local. En consecuencia, la administración de las congregaciones cristianas se realiza a nivel local. Los administradores de la congregación tienen la responsabilidad ante Jesucristo a nivel local: "Sean obedientes a los que llevan la delantera entre ustedes, y sean sumisos, porque ellos están velando por las almas de ustedes como los que han de rendir cuenta; para que ellos lo hagan con gozo y no con suspiros, por cuanto esto les sería gravemente dañoso a ustedes" (Hebreos 13:17).
Con respecto a las diferentes denominaciones religiosas de las congregaciones cristianas, la Biblia es clara, el discípulo de Cristo es simplemente un "cristiano", sin denominación religiosa adicional: "Y fue primero en Antioquía donde a los discípulos por providencia divina se les llamó cristianos" (Hechos 11:26). En su oración final en la noche de la última Pascua, Jesucristo hizo esta solicitud a su Padre: "Hago petición, no respecto a estos solamente, sino también respecto a los que pongan fe en mí mediante la palabra de ellos; para que todos ellos sean uno, así como tú, Padre, estás en unión conmigo y yo estoy en unión contigo, que ellos también estén en unión con nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste" (Juan 17:20,21). Todas las congregaciones cristianas deben unirse antes de la gran tribulación, haciendo lo mejor posible la voluntad de Dios mencionada en la Biblia: "No todo el que me dice: ‘Señor, Señor’, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos" (Mateo 7: 21-23; "Ella hizo lo que pudo" (Marcos 14:8)).
EL TEMPLO Y SU FUNCIONAMIENTO
Para entender cómo debe funcionar una congregación o una iglesia cristiana, es esencial referirse al funcionamiento espiritual del Templo que estaba en Jerusalén, para adorar a Jehová: "Porque todas las cosas que fueron escritas en tiempo pasado fueron escritas para nuestra instrucción, para que mediante nuestro aguante y mediante el consuelo de las Escrituras tengamos esperanza" (Romanos 15:4).
El apóstol Pablo, por inspiración, se refería a la dimensión profética de la Ley dada por Jehová Dios a Moisés: "Porque, puesto que la Ley tiene una sombra de las buenas cosas por venir, pero no la sustancia misma de las cosas" (Hebreos 10:1); "porque esas cosas son una sombra de las cosas por venir, pero la realidad pertenece al Cristo" (Colosenses 2:17). Además, en las casi últimas palabras de la profecía de Malaquías, uno puede leer esta exhortación: "Recuerden la ley de Moisés mi siervo con la cual le mandé en Horeb acerca de todo Israel, hasta disposiciones reglamentarias y decisiones judiciales" (Malaquías 4: 4). ¿Por qué tal exhortación nos sería útil hoy, cuando ya no estamos bajo la autoridad de la Ley Mosaica? De hecho, Cristo es el fin de la Ley: "Porque Cristo es el fin de la Ley, para que todo el que ejerza fe tenga justicia" (Romanos 10:4).
Debemos hacer la diferencia entre el hecho de que ya no estamos, como discípulos de Cristo, bajo la autoridad de la Ley Mosaica y su dimensión profética, porque son dos ideas fundamentalmente diferentes. El simbolismo de las profecías de Ezequiel (37-48) y el que más se hace eco, las profecías de Apocalipsis (junto con otros libros proféticos), están completamente inspirado en el simbolismo de la dimensión profética de la ley mosaica. De modo que, para usar la expresión de la profecía de Malaquías 4:4, si uno no "recuerda la ley de Moisés", o si no la ha leído por lo menos una vez, está en la imposibilidad absoluta de entender o descifrar las profecías. El entender que la administración de la iglesia cristiana actual, está modelada según el simbolismo de la Ley dada a Moisés, es una verdad bíblica fundamental, que incluso los primeros discípulos de Cristo habían entendido.
EL GRAN TEMPLO
El templo es un lugar donde se adoraba a Jehová. El Gran Templo tenía dos partes principales (ver la foto del Templo del Rey Herodes, cuando Jesucristo estaba en la tierra, los comentarios están escritos en francés):
1 - El patio de los gentiles (o naciones), rodeado de fortificaciones, era el "gran templo".
2 - El santuario del templo, es el edificio alto en forma de T, con el pequeño patio frente al gran pórtico donde estaba, la gran fuente de cobre y el altar del sacrificio.
En la representación, del templo visto en visión por el profeta Ezequiel, esbozada en los planos del tabernáculo y más tarde el templo de Salomón, nos permite tener una vista más simplificada para visualizar mejor las explicaciones que siguen.
Según la profecía del capítulo 11 de Apocalipsis, el gran templo, con el santuario en el interior, representa a ambos, el planeta tierra (el patio de los gentiles (o naciones)), en relación con los cielos el santuario del templo (La parte del Santísimo). Leemos en Apocalipsis 11: "Y me fue dada una caña semejante a una vara al decir él: “Levántate y mide el [santuario del] templo de Dios y el altar y a los que adoran en él. Pero en cuanto al patio que está fuera del [santuario del] templo, échalo fuera y no lo midas, porque ha sido dado a las naciones, y ellas hollarán bajo sus pies la santa ciudad por cuarenta y dos meses" (Apocalipsis 11:1,2).
"Pero en cuanto al patio que está fuera del [santuario del] templo, échalo fuera y no lo midas, porque ha sido dado a las naciones", lo que demuestra que el gran templo simbolizaba el planeta tierra, que después de los mil años, será organizado en su totalidad para adorar a Jehová: "Y no vi en ella templo, porque Jehová Dios el Todopoderoso es su templo; también [lo es] el Cordero" (Apocalipsis 21:22).
Por el momento, por sorprendente que sea, la soberanía humana, sin la intervención de Dios, se ejerce en el "patio de los gentiles o de las naciones", según Apocalipsis 11:2. El patio de las naciones no se mide porque, por un tiempo fijado por Dios, no está bajo la jurisdicción de Dios, sino más bien bajo la jurisdicción del diablo, de acuerdo con 1 Corintios 4:4 ("el dios de este sistema de cosas" (el diablo)), actualmente, reina en el patio terrestre de los gentiles porque se le ha sido dado, por un tiempo.
EL TEMPLO SANTUARIO
VÍDEO DEL TEMPLO DE SALOMÓN
1 REYES CAPÍTULO 6
Pero, ¿qué representa el templo santuario? Representa el lugar donde Dios siempre ha reinado, especialmente a través de Su Hijo Jesucristo. Hay un plan simplificado del templo santuario, con tres partes principales (la descripción es como si se entrara por el porche frente al pequeño patio). Aquí está la descripción con su respectivo significado simbólico:
1 - El patio pequeño del templo santuario, frente a la entrada del santuario, donde está la fuente de agua (Sea of bronze), el altar. Como estaban hechos de cobre, entendemos que representa la pequeña parte terrestre donde Dios reina hoy, a través de su Hijo Jesucristo: la congregación cristiana terrestre (Hechos 11:26).
2 - El Santo, es la primera sala al entrar en el santuario (Holy Place). Representa la parte de la congregación cristiana terrestre en relación con el cielo, donde vive Dios, de la cual Jesucristo es el mediador (1 Timoteo 2:5). En el libro de Apocalipsis capítulos 1 a 3, el apóstol Juan está en visión en esta parte del santuario espiritual, donde está Jesucristo. En el mobiliario todo de oro (lo que simboliza lo celestial) del Santo, había candelabros. El significado de su simbolismo: las congregaciones cristianas que tienen como objetivo hacer brillar la luz de la Palabra de Dios. Jesucristo dijo que sus discípulos son "la luz del mundo" que da gloria a Dios (Mateo 5:14-16). Los cristianos fieles, como luces del mundo, cuando están todos juntos, constituyen una congregación o iglesia local, un grupo de luces en forma de candelabro, que está en el santuario del templo, el Santo. En Apocalipsis 2 y 3, está escrito que hay siete congregaciones cristianas en siete ciudades diferentes, como candelabros en el Santo, juntos con Jesucristo glorificado. Esto muestra que el santo espiritual, la congregación cristiana, es el vínculo entre el cielo y la tierra. Cuando Jesucristo se dirige a los "siete candelabros", se dirige a un "ángel" responsable de la congregación. ¿Es un ángel celestial? Obviamente no. Porque a veces, Jesucristo hace reproches bastante graves, como para aplicarlo a un ángel celestial que es fiel a Dios. El término "ángel" debe tomarse en su sentido etimológico, es decir, mensajero. Y la palabra "mensajero" se atribuye bíblicamente al sacerdote: "Porque los labios de un sacerdote son los que deben guardar el conocimiento, y [la] ley es lo que la gente debe buscar de su boca; porque es el mensajero de Jehová de los ejércitos" (Malaquías 2:7). Esto significa que el ángel de la congregación se refiere al "sacerdote" o grupo de "sacerdotes" responsables de la congregación. Aquellos "sacerdotes", en las congregaciones cristianas, están simbolizados por las siete estrellas en la mano derecha de Jesucristo glorificado.
3 - El Santísimo, el último cuarto al fondo, donde estaba el famoso Arca del Pacto, simboliza el lugar donde vive Jehová Dios, en compañía de cientos de millones de ángeles. Siempre, en la visión del Apocalipsis, desde los capítulos 4, hasta la conclusión del capítulo 12, es el Santísimo del santuario espiritual. Para entender bien que se trata del Santísimo, está escrito en Apocalipsis 11: "Y fue abierto el [santuario del] templo de Dios que está en el cielo, y se vio en [el santuario de] su templo el arca de su pacto" (Apocalipsis 11:19). No hay duda de que es realmente el Santísimo porque era allí donde estaba el Arca del Pacto, símbolo de la Presencia de Dios.
¿Qué significa la visión del Arca del Pacto?
La Introducción del libro de Apocalipsis, que va desde los capítulos 1 al 5, tiene lugar en el mismo Santuario. En su primera visión, de los capítulos 1 al 3, Juan ve a Jesucristo glorificado con una vestidura sacerdotal, dirigiéndose a las siete congregaciones terrestres, simbolizadas por los siete candelabros, en el Santo del Santuario del Templo. En el capítulo 4, Juan, por visión, es introducido en la misma presencia de Dios, es decir, en el Santísimo, donde estaba el Arca del Pacto. En el capítulo 5, Juan está todavía en el Santísimo, cuando Dios, en presencia de muchos ángeles, entrega a Jesucristo el famoso rollo con siete sellos, que verdaderamente comenzará, el Apocalipsis, desde el capítulo 6, con la apertura de los primeros seis sellos.
La presencia de Jesucristo glorificado que habita en los cielos, en el Santo y la presencia de los candelabros, las congregaciones terrestres, parecen indicar que esta parte del templo es mediadora entre Dios y toda la humanidad. Esto lo confirma lo que escribe el apóstol Pablo, señalando a Jesucristo como el único mediador entre Dios y los hombres (1 Timoteo 2:5). Sin embargo, en su papel de mediador, el glorificado Jesucristo utiliza estrellas, o ángeles humanos o mensajeros, como cabeza de cada uno de los candelabros terrestres, las congregaciones cristianas. Aquellos hombres que encabezan cada una de las congregaciones son sacerdotes en la mano derecha de Cristo, que tienen un papel de mediación visible entre Dios y los hombres, en el marco de la adoración, ya sea por medio de la oración y de la enseñanza.
Así, cuando está escrito que la gran muchedumbre sirve a Dios en su templo, mencionado en Apocalipsis 7:9-17, es en el mismo lugar que los siete candelabros, en la tierra. Forma parte del servicio sagrado en el templo santuario, ya sea en el patio interior, donde está el altar, o en el santo, para los hombres encargados del sacerdocio, en la congregación, por oración y la enseñanza, como ángeles humanos.
En Apocalipsis 6:9, al abrirse el quinto sello, se hace referencia a la resurrección de los santos que, por su parte, que piden a Dios la venganza por su sangre inocente derramada a causa de persecuciones homicidas. Está escrito, que su alma o sangre, representando su vida, está al pie del altar. En efecto, al pie del altar en el patio del templo santuario, había pequeños canales, por donde fluía la sangre de los animales sacrificados en el altar. Según Apocalipsis 6:9, esta vez fueron llenos simbólicamente de la sangre inocente de los santos que murieron por su fe, y que serán vengados por Dios en la gran tribulación.
En Apocalipsis 11:1-4, el apóstol Juan mide en visión el Templo Santuario. En el versículo 2 está escrito, que no mide su exterior, es decir, el gran patio exterior del Templo, que fue dado a las naciones. Por tanto, el gran patio exterior del templo, representa a la humanidad en su conjunto, en las afueras del templo santuario, o fuera del marco del servicio sagrado rendido a Dios, en la congregación cristiana. La medida del templo santuario por el apóstol Juan, parece indicar que las normas divinas escritas en la Biblia, deben ser aplicadas, dentro del recinto de este templo santuario. El hecho de que sea Juan, un humano, quien haga las mediciones, parece indicar que estas normas cristianas se mantienen en la labor pastoral de los sacerdotes o superintendentes de las congregaciones. Esto se confirma en Apocalipsis 2 y 3, cuando Jesucristo glorificado da sus instrucciones, a veces muy severas, a los siete ángeles humanos encargados de las siete congregaciones.
La medición de la Nueva Jerusalén es comparable a la del Templo Santuario, realizada por el apóstol Juan (Apocalipsis 11:1,2). Por lo tanto, estas dos mediciones representan un juicio (Mateo 7:2 (Jesús compara el juicio con una medida) y Amós 7:7-9 (Jehová compara su juicio con el uso de una plomada)). Jesucristo en Mateo 19:28 describió el período de "re-creación" o resurrección terrestre como un juicio general de toda la humanidad resucitada.
Sin embargo, en el caso de la Nueva Jerusalén, esta vez es un ángel quien mide con la medida de un ángel. Esta vez, en el paraíso terrenal, serán medidas ciertamente aplicadas por humanos, bajo la supervisión directa de ángeles. Los juicios de Dios serán decididos por los 144.000 en el cielo, notificados por los príncipes y los sacerdotes en la tierra, y ejecutados efectivamente por los ángeles. Esto explicaría también que la medida sea hecha por un ángel, a la medida del hombre (aplicada a los humanos (caña)), es decir de ángel (aplicada por los ángeles (el oro simboliza la materia celestial que cubría todo el mobiliario y los utensilios del Santo y del Santísimo en el templo santuario)) (Apocalipsis 21:15-17).
Para resumir, podemos decir que el Templo en su conjunto representa los Cielos, la morada de Dios, y la Tierra, la morada de los Humanos. El patio de los gentiles del Gran Templo, representa la esfera terrestre aparte de la congregación cristiana, cuyo lugar está representado por el templo-santuario. En Apocalipsis 21:22 está escrito: "Y no vi en ella templo, porque Jehová Dios el Todopoderoso es su templo; también lo es el Cordero". Este pasaje parece corroborar el hecho de que el Santísimo del santuario del templo es Jehová Dios, y el Santo, el glorificado Jesucristo.
EL CUERPO DE CRISTO
El santuario espiritual del templo (La parte del Santo), simboliza el cuerpo de Cristo, según el apóstol Juan: "Por eso dijeron los judíos: “Este templo fue edificado en cuarenta y seis años, ¿y tú en tres días lo levantarás?”. Pero él hablaba acerca del templo de su cuerpo. Sin embargo, cuando fue levantado de entre los muertos, sus discípulos recordaron que él solía decir esto; y creyeron la Escritura y el dicho que Jesús dijo" (Juan 2:20-22). Esto significa que el templo del santuario espiritual es el modelo del cuerpo humano cuando adora a Jehová. El cuerpo espiritual de Jesucristo, representa el templo del santuario espiritual, la congregación cristiana administrada para adorar a Jehová. Esto es lo que el apóstol Pablo explicó en 1 Corintios 12: "Pues bien, ustedes son el cuerpo de Cristo, y miembros individualmente. Y Dios ha colocado a las personas respectivas en la congregación: primero, apóstoles; segundo, profetas; tercero, maestros; luego obras poderosas; luego dones de curaciones; servicios de ayuda, capacidades directivas, diferentes lenguas. No todos son apóstoles, ¿verdad? No todos son profetas, ¿verdad? No todos son maestros, ¿verdad? No todos ejecutan obras poderosas, ¿verdad? No todos tienen dones de curaciones, ¿verdad? No todos hablan en lenguas, ¿verdad? No todos son traductores, ¿verdad? Pero sigan procurando celosamente los dones mayores. Y todavía les muestro un camino sobrepujante" (1 Corintios 12:27-31). Los cristianos organizados en congregación, con sus diferentes dones espirituales, dados por Dios, todos juntos, representan el cuerpo espiritual de Cristo y el Santo del santuario espiritual del templo.
EL CUERPO HUMANO
Sin embargo, el apóstol Pablo y también el apóstol Pedro enfatizaron que a nivel individual, el cuerpo humano del cristiano que adora a Dios, también puede representar el Santo del santuario, hecho para adorar a Dios:
"¿No saben que ustedes son el templo de Dios, y que el espíritu de Dios mora en ustedes?" (1 Corintios 3:16).
"Pero considero apropiado, mientras estoy en este tabernáculo, despertarlos por vía de hacerles recordar, puesto que sé que pronto veré quitado mi tabernáculo, tal como también me lo significó nuestro Señor Jesucristo" (2 Pedro 1:13,14).
El Santo representa el corazón simbólico donde Cristo debe vivir simbólicamente: "que mediante la fe [de ustedes] el Cristo more en sus corazones con amor; para que estén arraigados y establecidos sobre el fundamento" (Efesios 4:17). El corazón simbólico humano representa el interior espiritual del ser humano. Este corazón debe tener circuncisión espiritual, es decir, eliminar el "prepucio" simbólico, los malos razonamientos que pueden hacerlo impuro espiritualmente y no apto para la vida eterna: "Sin embargo, las cosas que proceden de la boca salen del corazón, y esas cosas contaminan al hombre. Por ejemplo, del corazón salen razonamientos inicuos, asesinatos, adulterios, fornicaciones, hurtos, testimonios falsos, blasfemias. Estas son las cosas que contaminan al hombre; mas el tomar una comida con las manos sin lavar no contamina al hombre”" (Mateo 15:18-20). "Más bien, es judío el que lo es por dentro, y [su] circuncisión es la del corazón por espíritu, y no por un código escrito. La alabanza de ese viene, no de los hombres, sino de Dios" (Romanos 2:29, Deuteronomio 10:16).
El candelabro (del Santo) que ilumina espiritualmente el interior, según Jesucristo, son los ojos: "La lámpara del cuerpo es el ojo. Por eso, si tu ojo es sencillo, todo tu cuerpo estará brillante; pero si tu ojo es inicuo, todo tu cuerpo estará oscuro. Si en realidad la luz que hay en ti es oscuridad, ¡cuán grande es esa oscuridad!" (Mateo 6:22,23).
El altar y la ofrenda, en el patio del templo santuario, representan los labios (altar) y las palabras que salen de la boca (sacrificio espiritual): "ciertamente ofreceremos en cambio los toros jóvenes de nuestros labios" (Oseas 14:2). "Mediante él ofrezcamos siempre a Dios sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de labios que hacen declaración pública de su nombre" (Hebreos 13:15).
La administración de la congregación cristiana
En la profecía de Apocalipsis, se representa a la congregación cristiana a escala mundial. Pero, ¿qué significa el que el apóstol Juan mide el santuario, y no el patio de los gentiles (o dado a las naciones)? El medir representa un juicio o una autoridad que no exceda los límites del templo del santuario (Amós 7:7-9). El hecho de que Dios le pida al apóstol Juan que mida el Santuario, muestra que aquella autoridad le fue dada a un hombre, el apóstol Juan, quien probablemente era el último apóstol que aún estaba vivo, en aquél entonces. En términos más generales, el hecho de que Juan mide el Santuario, simboliza que le fue dada a hombres, la autoridad en la tierra, dentro del templo santuario espiritual, la congregación cristiana (y no fuera de la esfera de este Santuario, es decir que esta autoridad cristiana no debe ejercerse dentro del marco de la soberanía humana actual en el Gran Patio del Templo otorgado temporalmente a las naciones: "Ellos no son parte del mundo, así como yo no soy parte del mundo" (Juan 17:16)) (Apocalipsis 11:1,2). Es nuevamente el apóstol Pablo, quien mostró cómo se debe administrar una congregación.
Al recordar los textos de Hebreos 10:1 y Colosenses 2:17, que muestran que la ley es una sombra profética de su cumplimiento en la congregación cristiana, hace posible entender mejor su administración. Por ejemplo, los superintendentes representan a los sacerdotes en el Santo del Templo Santuario. Son los ángeles o mensajeros humanos de Dios y su Hijo Jesucristo (1Timoteo 3:1-7; Tito 1:5-9; Apocalipsis 2 y 3). Mientras que los siervos ministeriales representan a los levitas no sacerdotales que ayudan principalmente a los ancianos en la administración material de la congregación cristiana (1 Timoteo 3:8-10,12,13).
El ángel de la congregación: ancianos, superintendentes o mayordomos
Según mencionado por Jesucristo glorificado, la congregación cristiana local debe ser administrada por lo menos un "ángel", un "mensajero" o "sacerdote", que transmite a la congregación las declaraciones sagradas de Dios, por medio de la Biblia (2 Timoteo 3:16,17, Hechos 17:11). El apóstol Pablo los designó como "ancianos", "superintendentes" o "mayordomos":
"Esa declaración es fiel. Si algún hombre está procurando alcanzar un puesto de superintendente, desea una obra excelente. El superintendente, por lo tanto, debe ser irreprensible, esposo de una sola mujer, moderado en los hábitos, de juicio sano, ordenado, hospitalario, capacitado para enseñar, no un borracho pendenciero, no un golpeador, sino razonable, no belicoso, no amador del dinero, hombre que presida su propia casa excelentemente, que tenga hijos en sujeción con toda seriedad (si de veras no sabe algún hombre presidir su propia casa, ¿cómo cuidará de la congregación de Dios?); no un hombre recién convertido, por temor de que se hinche [de orgullo] y caiga en el juicio pronunciado contra el Diablo. Además, debe también tener excelente testimonio de los de afuera, para que no caiga en vituperio y en un lazo del Diablo" (1 Timoteo 3:1-7).
"Por esta razón te dejé en Creta, para que corrigieras las cosas defectuosas e hicieras nombramientos de ancianos en ciudad tras ciudad, como te di órdenes; si hay algún hombre libre de acusación, esposo de una sola mujer, que tenga hijos creyentes no acusados de disolución, ni ingobernables. Porque el superintendente tiene que estar libre de acusación como mayordomo de Dios, no ser voluntarioso, ni propenso a la ira, ni borracho pendenciero, ni golpeador, ni ávido de ganancia falta de honradez, sino hospitalario, amador del bien, de juicio sano, justo, leal, que ejerza autodominio, que se adhiera firmemente a la fiel palabra en lo que toca a su arte de enseñar, para que pueda exhortar por la enseñanza que es saludable y también censurar a los que contradicen" (Tito 1:5-9).
La palabra del texto griego, traducido por "superintendente" es "ἐπίσκοπος" (epískopos) (Concordancia Strong (G1985)): "un hombre responsable de garantizar que las tareas se realicen correctamente, curador, tutor o superintendente, anciano o superintendente de una iglesia cristiana ". En el texto de Tito 1:5-9, el término "presbyteros" se usa para "anciano", con otras expresiones sinónimas, como la de superintendente (epískopos) o mayordomo (oikonomos (G3623)). Si fusionamos todas las funciones espirituales de los ancianos, superintendentes o mayordomos, entendemos que son maestros de la Palabra de Dios, pero también pueden cumplir el papel de jueces en la congregación (Mateo 18:15-17). La única función que el apóstol Pablo no menciona directamente es la oración dentro de la congregación, aunque es obvio que estaban orando en nombre de la congregación. El discípulo Santiago los describe principalmente como personas que oran a favor de cristianos enfermos espiritualmente: "¿Hay alguno enfermo entre ustedes? Que llame a [sí] a los ancianos de la congregación, y que ellos oren sobre él, untándo[lo] con aceite en el nombre de Jehová" (Santiago 5:14). Por lo tanto, los ancianos, los superintendentes o mayordomos de la congregación tienen tres papeles principales en la congregación: la oración, la enseñanza y el juicio de la congregación. ¿Quién en el templo cumplía estas tres funciones: quemar incienso espiritual, orar (Salmos 141: 2), enseñar (Malaquías 2: 7) y juzgar (Deuteronomio 19: 15-17)? El sacerdote.
Si los ancianos o los superintendentes son sacerdotes, ¿por qué entonces el apóstol Pablo y los otros apóstoles no usaron directamente el término "sacerdote" para designar a los ancianos ("hiereus" (G2409); "principal sacerdote" "archiereus"(G749)), que está bien diferenciado del de los ancianos, en Mateo (16:21; 21:23; 26:3)? La expresión de sacerdote o de sumo sacerdote, se aplica exclusivamente a Jesucristo, en la carta a los Hebreos (2:17; 3:1; 4:14,15; capítulo 5 a 8; 9:11). Obviamente, en el contexto de las explicaciones del apóstol Pablo, esta expresión solo puede aplicarse al Cristo (y no a los superintendentes de las congregaciones).
Además, Jesucristo insistió en el papel "pastoral" o de pastor espiritual, de los ancianos, particularmente en una de las últimas conversaciones con el apóstol Pedro: "Apacienta mis ovejitas" (Juan 21:15-17). Esta función pastoral se repite en la carta a los hebreos: "Sean obedientes a los que llevan la delantera entre ustedes, y sean sumisos, porque ellos están velando por las almas de ustedes como los que han de rendir cuenta; para que ellos lo hagan con gozo y no con suspiros, por cuanto esto les sería gravemente dañoso a ustedes" (Hebreos 13:17). El Apóstol Pedro también insistió en el papel pastoral de los ancianos: "Pastoreen el rebaño de Dios bajo su custodia, no como obligados, sino de buena gana; tampoco por amor a ganancia falta de honradez, sino con empeño" (1 Pedro 5:2).
La primera definición de "hiereus" es la de alguien que sacrifica animales (no alguien que reza, enseña o juzga en nombre de una congregación), ya sea en Israel, pero también en las ciudades de Roma, Corinto y otras ciudades con costumbres grecorromanas. En aquel entonces, el hecho de nombrar a los ancianos como sacerdotes, incluso en un sentido espiritual, habría creado, tal vez, una confusión: la imagen del sacerdote que sacrifica en el templo de Herodes, los cristianos ya no están bajo la Ley, y el sacerdote grecorromano, en los templos paganos (1 Corintios 10:18-22). El término "anciano" está estrechamente asociado, con los sumos sacerdotes (sacerdotes principales, como jueces, en la narrativa de los Evangelios. El sumo sacerdote encuentra su correspondencia en Jesucristo mismo (Hebreos 4:14).
Sin embargo, ¿eso no significa que la función de anciano no corresponde a la de los sacerdotes? Como hemos visto, no es lo mismo que el sacerdocio de Cristo. Sin embargo, su función es bastante similar a la de los sacerdotes en Israel, esta vez haciendo sacrificios espirituales: "Mediante él ofrezcamos siempre a Dios sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de labios que hacen declaración pública de su nombre" (Hebreos 13:15). Los ancianos de las congregaciones en su mano derecha, la de Jesucristo, son los sacerdotes del templo santuario espiritual (Apocalipsis 1:20).
¿Deberían llamarse a los ancianos de la congregación con un título vinculado a su función, como "Padre", "Rabí", "Caudillo" o "Pastor"? La respuesta de Cristo es no: "Mas ustedes, no sean llamados Rabí, porque uno solo es su maestro, mientras que todos ustedes son hermanos. Además, no llamen padre de ustedes a nadie sobre la tierra, porque uno solo es su Padre, el Celestial. Tampoco sean llamados ‘caudillos’, porque su Caudillo es uno, el Cristo. Pero el mayor entre ustedes tiene que ser su ministro. El que se ensalce será humillado, y el que se humille será ensalzado" (Mateo 23:8-12). La razón dada por Cristo es que si los superintendentes tienen cierta autoridad en la congregación, debe ejercerse con humildad, sin condescendencia: "No que seamos nosotros amos sobre la fe de ustedes, sino que somos colaboradores para su gozo, porque es por su fe que están firmes" (2 Corintios 1:24).
¿Se requiere una edad mínima para que un hermano sea nombrado anciano en la congregación cristiana? Sí, por supuesto, por ejemplo, una de las condiciones requeridas, es: "No un hombre recién convertido, por temor de que se hinche de orgullo y caiga en el juicio pronunciado contra el Diablo" (1 Timoteo 3:1-7). En nuestro examen, vimos que la función de anciano es comparable a la de los sacerdotes del antiguo Israel. Un hombre solo podía ser sacerdote o trabajar en el Santuario del Templo, solo desde la edad de treinta años (Números 4:1-3,22,23,30). Jesucristo comenzó su ministerio, su sacerdocio, a la edad de treinta años: "Además, Jesús mismo, cuando comenzó su obra, era como de treinta años" (Lucas 3:23).
Los siervos ministeriales
“Los siervos ministeriales, igualmente, deben ser serios, no de lengua doble, no dados a mucho vino, no ávidos de ganancia falta de honradez, manteniendo el secreto sagrado de la fe con una conciencia limpia. También, que primero se pruebe a estos en cuanto a aptitud; entonces que sirvan como ministros, al estar libres de acusación. Que los siervos ministeriales sean esposos de una sola mujer, y presidan de manera excelente a [sus] hijos y sus propias casas. Porque los hombres que sirven excelentemente están adquiriendo para sí mismos una excelente posición y gran franqueza de expresión en la fe con relación a Cristo Jesús” (1 Timoteo 3:8-10,12,13).
La expresión "igualmente" muestra que los requisitos para ser siervos ministeriales son exactamente los mismos que los de los ancianos. La única diferencia es que falta el requisito de la capapcidad de enseñanza que no se menciona directamente. Sin embargo, la expresión "gran franqueza de expresión en la fe con relación a Cristo Jesús" ("παρρησία" "parrhesia" (Concordancia Strong G3954)), sugiere que en el contexto de las reuniones cristianas, el siervo ministerial podría hablar para expresar su fe en Cristo con franqueza.
La palabra griega utilizada para "siervo ministerial", es "διάκονος" ("diakonos" Concordancia de Strong (G1249)): "Un asistente, es decir (caso genitivo), un servidor (en la mesa o en el curso de otras tareas subordinadas); especialmente un maestro y pastor cristiano (técnicamente, diácono o diaconisa): - diácono, ministro, siervo". Concretamente, los siervos ministeriales ayudan a los ancianos de la congregación. ¿Cómo? Su ayuda permite a los superintendentes enfocarse cabalmente en su ministerio espiritual de oración y enseñanza para edificar espiritualmente la congregación cristiana. Los siervos ministeriales son asistentes de las actividades de la administración material de la congregación, ya sea para ayudar a los hermanos cristianos, o la administración en relación con el edificio donde está la congregación, si existe. En el libro de los Hechos encontramos una situación en la que se describe esta situación de papel diferente entre los ancianos y los siervos ministeriales: "Ahora bien, en estos días, cuando aumentaban los discípulos, se suscitó una murmuración de parte de los judíos de habla griega contra los judíos de habla hebrea, porque a sus viudas se las pasaba por alto en la distribución diaria. De modo que los doce convocaron a la multitud de los discípulos y dijeron: “No es cosa grata el que nosotros dejemos la palabra de Dios para distribuir [alimento] a las mesas. Por eso, hermanos, búsquense siete varones acreditados de entre ustedes, llenos de espíritu y de sabiduría, para que los nombremos sobre este asunto necesario; pero nosotros nos dedicaremos a la oración y al ministerio de la palabra”. Y lo que se habló fue grato a toda la multitud, y seleccionaron a Esteban, varón lleno de fe y de espíritu santo, y a Felipe y a Prócoro y a Nicanor y a Timón y a Parmenas y a Nicolás, prosélito de Antioquía; y los colocaron delante de los apóstoles, y, después de haber orado, estos les impusieron las manos" (Hechos 6:1-6).
Esto no significa que los hombres designados, en esta circunstancia eran solo siervos ministeriales, sin embargo, hicieron una tarea de siervo material para permitir que los apóstoles se concentraran más plenamente en sus actividades espirituales (en Hechos 7, si Esteban era designado para esta actividad de distribución de alimentos, su discurso poco antes de su muerte en martirio, denota una gran madurez espiritual que podría haber sido la de un superintendente cristiano). ¿A qué corresponde la función de siervo ministerial? A la de los levitas no sacerdotales que servían los sacerdotes en el Templo. La tribu de Leví, en su parte no sacerdotal, eran administradores materiales del tabernáculo (Números 1:47-53), y más tarde del templo (1 Reyes 8:1-6). Los levitas no sacerdotales estaban bajo la jefatura del sacerdocio Aarónico (Números 3: 9,10: "Y tienes que dar los levitas a Aarón y sus hijos. Ellos son gente dada, dados a él de los hijos de Israel. Y debes nombrar a Aarón y sus hijos, y ellos tienen que encargarse de su sacerdocio").
¿Quién hace qué?
Los ancianos son maestros, los que representan a la congregación con oraciones y, si es necesario, juzgan en la congregación. Los siervos ministeriales se ocupan principalmente de la mayordomía material de la congregación cristiana. En 1 Corintios capítulos 12 y 14, el apóstol Pablo da instrucciones para que las reuniones cristianas procedan en orden. En 1 Corintios capítulo 12, el apóstol Pablo muestra que en una congregación hay una diversidad de dones espirituales para edificar espiritualmente la congregación, que representa el cuerpo de Cristo: "Pues bien, ustedes son el cuerpo de Cristo, y miembros individualmente. Y Dios ha colocado a las personas respectivas en la congregación: primero, apóstoles; segundo, profetas; tercero, maestros; luego obras poderosas; luego dones de curaciones; servicios de ayuda, capacidades directivas, diferentes lenguas. No todos son apóstoles, ¿verdad? No todos son profetas, ¿verdad? No todos son maestros, ¿verdad? No todos ejecutan obras poderosas, ¿verdad? No todos tienen dones de curaciones, ¿verdad? No todos hablan en lenguas, ¿verdad? No todos son traductores, ¿verdad? Pero sigan procurando celosamente los dones mayores. Y todavía les muestro un camino sobrepujante" (1 Corintios 12:27-31).
En 1 Corintios 14, el apóstol Pablo insiste en que las reuniones cristianas deben realizarse en orden: "Porque Dios no es [Dios] de desorden, sino de paz" (1 Corintios 14:33). A que todos hablen con el propósito de edificar espiritualmente la congregación (1 Corintios 14:26). Esta enseñanza debe ser comprensible para toda la congregación: "Sin embargo, en la congregación prefiero hablar cinco palabras con mi mente, para también instruir a otros oralmente, a diez mil palabras en una lengua" (1 Corintios 14:19).
En el contexto de las reuniones de la congregación, del templo santuario espiritual, no se les permite a las mujeres de hablar, de enseñar: "Como en todas las congregaciones de los santos, las mujeres guarden silencio en las congregaciones, porque no se permite que hablen, sino que estén en sujeción, tal como dice la Ley. Pues, si quieren aprender algo, interroguen a sus propios esposos en casa, porque es vergonzoso que una mujer hable en la congregación" (1 Corintios 14:33-35). La frase, "Como en todas las congregaciones de los santos", muestra que no se trata simplemente de una disposición local, que se aplicara solo a la congregación de Corinto, sino que se aplica a todas las congregaciones cristianas. Además, esta instrucción se repite en la primera carta a Timoteo: "Que la mujer aprenda en silencio, con plena sumisión. 12 No permito que la mujer enseñe, ni que ejerza autoridad sobre el hombre, sino que esté en silencio" (1 Timoteo 2:11,12).
Todas las situaciones no pueden ser descritas, recae al superintendente de tomar las decisiones correctas, con base en la Biblia, para administrar la congregación cristiana, a fin de glorificar a Dios y para estimular a los hermanos en Cristo (1 Corintios 10:31, Hebreos 10:24,25).