SCRIPTURAE PRIMUM ET SOLUM
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¿QUIÉN ES DIOS?
En la Biblia está escrito que tiene atributos como una persona: Tiene un nombre escrito en forma de Tetragrámaton (cuatro letras) YHWH, el cual se encuentra escrito más de 7000 veces en la Biblia. Este nombre se vocaliza en Español, Jehová: “Yo soy Jehová. Ese es mi nombre” (Isaías 42:8). Tiene muchas cualidades: "Dios es amor" (1 Juan 4:8). “Jehová, Jehová, un Dios misericordioso y benévolo, tardo para la cólera y abundante en bondad amorosa y verdad” (Éxodo 34:6). Es Él quien creó todas las cosas: “Digno eres tú, Jehová, nuestro Dios mismo, de recibir la gloria y la honra y el poder, porque tú creaste todas las cosas, y a causa de tu voluntad existieron y fueron creadas” (Apocalipsis 4:11) . Él tiene una presencia: "Pero ¿verdaderamente morará Dios sobre la tierra? ¡Mira! Los cielos, sí, el cielo de los cielos, ellos mismos no pueden contenerte; ¡cuánto menos, pues, esta casa que yo he edificado!" (1 Reyes 8:27). El mismo hecho de que, bajo inspiración, el rey Salomón diga que los cielos (el universo) no pueden contener su presencia, sugiere que las dimensiones de su presencia son inconmensurables y difíciles de imaginar para nosotros, simples humanos. El enfoque principal de esta respuesta condensada a esta amplia pregunta, es enfatizar la idea muy importante de que Dios es un espíritu, con características personales (no impersonales) (Juan 4:24).(La cuestión de quién es Dios está estudiada en la página titulada "Enseñanza Bíblica" y en cuanto a su Nombre (YHWH), en la página "Jehová, Nombre Revelado", de este sitio (yomeliah.com)).
¿CÓMO ORAR A DIOS?
Es muy importante entender que Jehová Dios requiere que nuestra relación con Él sea absolutamente exclusiva. Nuestras oraciones solo deben ser dirigiridas a Jehová, de acuerdo con el primero de los Diez Mandamientos: "Yo soy Jehová tu Dios, que te he sacado de la tierra de Egipto, de la casa de esclavos. No debes tener otros dioses contra mi rostro. ”No debes hacerte una imagen tallada ni una forma parecida a cosa alguna que esté en los cielos arriba o que esté en la tierra debajo o que esté en las aguas debajo de la tierra. No debes inclinarte ante ellas ni ser inducido a servirlas, porque yo Jehová tu Dios soy un Dios que exige devoción exclusiva" (Éxodo 20:2-5).
Nuestra relación con Jehová Dios no tolera ningún sincretismo que consiste en mezclar formas de orar a Dios de maneras bíblicamente contradictorias. Por ejemplo, al asociar otros dioses o "santos", con nuestras oraciones, o practicando la idolatría.
Jesucristo, el Hijo de Jehová Dios, insistió en el aspecto exclusivo de la adoración a Jehová Dios: "Entonces Jesús le dijo: “¡Vete, Satanás! Porque está escrito: ‘Es a Jehová tu Dios a quien tienes que adorar, y es solo a él a quien tienes que rendir servicio sagrado"" (Mateo 4:10).
Es simplemente un recordatorio del primero de los Diez Mandamientos: debemos adorar solo a Jehová. No debemos dirigir nuestras oraciones a Jesucristo porque él es el Hijo de Dios y no el Dios todopoderoso. El apóstol Pedro mismo dijo que Jesucristo era el Hijo de Dios. Después de su respuesta correcta, Jesucristo lo felicitó: "En contestación, Simón Pedro dijo: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo”. En respuesta, Jesús le dijo: “Feliz eres, Simón hijo de Jonás, porque carne y sangre no te [lo] reveló, sino mi Padre que está en los cielos" (Mateo 16:16,17). Jehová Dios no es parte de una trinidad. La enseñanza de la trinidad no es bíblica.
Jesucristo, de manera indirecta, dijo de no adorar a su madre, María (que era virgen en el momento de su concepción) (Lucas 1:34,35). Esto es lo que está escrito sobre un homenaje que una mujer le rindió a María: "Ahora bien, mientras él decía estas cosas cierta mujer de entre la muchedumbre levantó la voz y le dijo: “¡Feliz es la matriz que te llevó y los pechos que mamaste!”. Pero él dijo: “No; más bien: ¡Felices son los que oyen la palabra de Dios y la guardan!" (Lucas 11:27,28). Es cierto que María era una "mujer altamente favorecida", para usar el saludo del ángel Gabriel (Lucas 1:28). Jesucristo habría podido mencionar el culto mariano, en aquel mismo momento. Sin embargo, Jesucristo no lo hizo. El culto mariano tiene orígenes grecorromanos y, por lo tanto, no tiene lugar en la Biblia.
En un diálogo con una mujer samaritana, Jesucristo habló de "verdaderos adoradores", que presupone solo una forma de adoración aceptable a los ojos de Jehová Dios y su Hijo Jesucristo: "No obstante, la hora viene, y ahora es, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre con espíritu y con verdad, porque, en realidad, el Padre busca a los de esa clase para que lo adoren. Dios es un Espíritu, y los que lo adoran tienen que adorarlo con espíritu y con verdad”" (Juan 4:22-24; 7:21-13).
Los "verdaderos adoradores" deben adorar a Dios con "espíritu", o espiritualmente, sin objetos religiosos idolátricos, como cruces, estatuas, imágenes o medallas relacionadas con el culto mariano y a otros "santos". Si un cristiano tiene tales objetos, debe deshacerse de ellos o destruirlos (Hechos 19:19,20). El cristiano debe adorar a Dios con la "verdad" establecida en la Biblia (Juan 17:17; 2 Timoteo 3: 16,17; 2 Pedro 1:20,21). El cristiano no debe hacer gestos que no sean adecuados, bíblicamente, antes y después de la oración, como hacer la señal de la cruz. Es una práctica no bíblica que no existía en la época de los apóstoles. Como dijo el apóstol Pablo, bajo inspiración: "Por lo cual, amados míos, huyan de la idolatría" (1 Corintios 10:14).
El consejo de Cristo sobre la oración
“También, cuando oren, no deben ser como los hipócritas; porque a ellos les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de los caminos anchos para ser vistos de los hombres. En verdad les digo: Ellos ya disfrutan de su galardón completo. Tú, sin embargo, cuando ores, entra en tu cuarto privado y, después de cerrar tu puerta, ora a tu Padre que está en lo secreto; entonces tu Padre que mira en secreto te lo pagará. Mas al orar, no digas las mismas cosas repetidas veces, así como la gente de las naciones, porque ellos se imaginan que por su uso de muchas palabras se harán oír. Pues bien, no se hagan semejantes a ellos, porque Dios su Padre sabe qué cosas necesitan ustedes hasta antes que se las pidan. ”Ustedes, pues, tienen que orar de esta manera: ”‘Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Efectúese tu voluntad, como en el cielo, también sobre la tierra. Danos hoy nuestro pan para este día; y perdónanos nuestras deudas, como nosotros también hemos perdonado a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, sino líbranos del inicuo’ (Mateo 6:5-13).
¿Qué lección sacar de la Oración Modelo?
¿Es apropiado repetir esta oración de forma mecánica, sin pensarla? Sobre la base de las declaraciones de Jesucristo, es obvio que no. Podemos volver a leer lo que dijo sobre el no repetir mecánicamente, sin pensar, las mismas palabras en nuestras oraciones: "Mas al orar, no digas las mismas cosas repetidas veces" (Mateo 6: 7). Debemos orar a Dios con amor, como cuando un hijo y una hija se dirigen a su padre, a quien aman profunda y sinceramente. Debemos preocuparnos por su nombre, ser santificado, lo que incluye el deseo de defender la fama de su Nombre. Debemos expresarle nuestro sincero deseo de que su justo propósito se realice en la tierra (Mateo 6: 9,10). Entendemos que Jesucristo deja en claro que nuestras oraciones, en general, deben ser un acto de adoración dirigido a Dios, expresándole alabanzas y profunda gratitud por las muchas expresiones de amor que nos manifiesta. El libro de los Salmos da muchos ejemplos de alabanzas que podemos dirigir a Jehová Dios, como un incienso espiritual agradable para Él (Salmo 141:2). Jehová Dios es muy sensible al hecho de que lo amamos y que lo hagamos saber por nuestras palabras y nuestra conducta: "(Dios) que ejerce bondad amorosa para con la milésima generación en el caso de los que me aman y guardan mis mandamientos" (Éxodo 20:6). A través de nuestras oraciones y comportamiento, respondamos a su amor que Dios tiene para con nosotros. El Salmo 145 es muy rico en alabanzas dirigidas a Dios: "Que mi oración esté preparada como incienso delante de ti; el levantar las palmas de mis manos, como la ofrenda de grano al atardecer" (Salmos 145:1).
Entonces podemos orar a Dios, refiriéndonos más específicamente a nuestras necesidades personales, como el hecho de que Dios nos ayude espiritual y materialmente. Podemos expresar a Dios nuestros sentimientos más íntimos, o expresarle nuestras alegrías en acción de gracias (El libro bíblico de los Salmos es una preciosa colección poética de sentimientos expresados a Dios). Jesucristo, en la última parte de la oración, nos anima a pedirle a Dios que nos ayude a luchar contra nuestras debilidades, que el diablo está explotando para tentarnos y así socavar nuestra integridad (Mateo 6: 11-13 Romanos 7: 21-25).
En Mateo 6:14,15, Jesucristo muestra que la calidad de nuestra relación con Dios depende de la relación que tengamos con nuestro prójimo: "Porque si perdonan a los hombres sus ofensas, su Padre celestial también los perdonará a ustedes; mientras que si no perdonan a los hombres sus ofensas, tampoco perdonará su Padre las ofensas de ustedes" (Mateo 5:23,24, 1 Juan 3:15, 4:8).
¿Significa esto que el cristiano tiene la obligación de perdonar todo? Como toda enseñanza bíblica, debe basarse en el contexto de las declaraciones de Cristo. En Mateo 6:14,15, Jesucristo muestra que los humanos deben perdonar absolutamente los pecados de su prójimo. Sin embargo, este mandato al perdón es parte de una relación humana normal con sus tensiones, ofensas más o menos graves. Volviendo al contexto de este mandamiento del perdón al prójimo, en Mateo 5:23,24, tenemos la confirmación de que este perdón requerido está en un marco cotidiano de la relación humana, que muchas veces requiere ajustes para lograr relaciones serenas, día a dia. Y el perdón ayuda a aliviar las tensiones y a aprender a soportarse unos a otros (Romanos 15:1,2).
Volviendo a la pregunta de 7 veces el perdón, mencionada por el apóstol Pedro, y la respuesta de Cristo de 77 veces el perdón, enfatiza más en la calidad del perdón. De hecho, si una persona se dice a sí misma, solo le perdonaré 7 veces, ¿realmente perdona a su prójimo, sacando la cuenta de los pecados? La respuesta de Cristo hace que tal cuenta sea más difícil. Lo que significa que la persona que perdona a su prójimo lo hará de todo corazón, sin rencor residual que lo empuje a hacer un conteo. Si hemos entendido que Jesucristo, en Mateo 18, insiste en la buena cualidad del perdón de todo corazón, entonces entenderemos también, según el contexto de este mismo capítulo, que no es una invitación a perdonar todo.
La pregunta del apóstol Pedro acerca de perdonar siete veces, proviene precisamente de una declaración de Cristo que describe una situación que podría llevar a no perdonar: “Además, si tu hermano comete un pecado, ve y pon al descubierto su falta entre tú y él a solas. Si te escucha, has ganado a tu hermano. Pero si no escucha, toma contigo a uno o dos más, para que por boca de dos o tres testigos se establezca todo asunto. Si no les escucha a ellos, habla a la congregación. Si no escucha ni siquiera a la congregación, sea para ti exactamente como hombre de las naciones y como recaudador de impuestos" (Mateo 18:15-17). Este texto no debe confundirse con Mateo 5:23,24 porque Jesucristo, en Mateo 18, menciona que la naturaleza de los pecados requeriría, en caso de negación por parte del culpable, la intervención de dos o tres testigos y luego de las autoridades espirituales de la congregación cristiana. Son pecados graves relacionados con calumnias que dañan la buena reputación de una persona, o incluso problemas de reconocimiento de deudas, o incluso más graves, estafas.
Hay que mencionar los pecados muy serios (que no entran en el marco de Mateo 18,15-17, pero que son de la responsabilidad de la justicia policial y de los tribunales), los delitos de sangre y sexuales, como la violación y la pedofilia. Obviamente, las víctimas de tales actos asquerosos, no están bajo la obligación del perdón mencionado en Mateo 18:21-35. En aquellas situaciones extremadamente dolorosas, son las víctimas o sus familiares, quienes deciden en conciencia si perdonar o no. En todo caso, es Dios, por medio de Cristo rey, quien juzgará la obra de cada uno: “De manera que cada uno de nosotros rendirá cuenta de sí mismo a Dios” (Romanos 14:12).
¿Es obligatorio concluir la oración con la frase "a través de Jesucristo te dirijo esta oración"? Al examinar la oración modelo y otras oraciones hechas por los discípulos en las Escrituras Griegas Cristianas, no parece que sea obligatorio (Hechos 2:24,25; 4:24-30). Por supuesto, Jesucristo ha dicho que las oraciones debe dirigirse en su nombre: "También, cualquier cosa que ustedes pidan en mi nombre, esto lo haré, para que el Padre sea glorificado con respecto al Hijo. Si ustedes piden algo en mi nombre, lo haré" (Juan 14: 13,14). Por lo tanto, si deseamos concluir nuestras oraciones mencionando la mediación de Cristo, podemos hacerlo (1 Timoteo 2: 5). Ya sea que lo hagamos o no, lo más importante es nuestra fe en que nuestra oración será escuchada a través de Cristo, en la medida en que se ajuste a la voluntad de Dios (Mateo 7: 21-23). Por otro lado, la oración debe concluirse con un "Amén" (1 Corintios 14:16).
Hay que perseverar en la oración
“Sigan pidiendo, y se les dará; sigan buscando, y hallarán; sigan tocando, y se les abrirá. Porque todo el que pide recibe, y todo el que busca halla, y a todo el que toca se le abrirá. De veras, ¿quién es el hombre entre ustedes a quien su hijo pide pan..., no le dará una piedra, ¿verdad? O, quizás, le pida un pescado..., no le dará una serpiente, ¿verdad? Por lo tanto, si ustedes, aunque son inicuos, saben dar buenos regalos a sus hijos, ¡con cuánta más razón dará su Padre que está en los cielos cosas buenas a los que le piden!” (Mateo 7:7-11).
Jesucristo dice que si queremos la bendición de Dios, debemos insistir y perseverar en la oración. En otra ilustración, mostró cómo una viuda, a fuerza de insistir ante un juez injusto, pudo obtener justicia: "Entonces pasó a decirles una ilustración respecto a lo necesario que les era orar siempre y no desistir, diciendo: “En cierta ciudad había cierto juez que no le tenía temor a Dios ni tenía respeto a hombre. Pues bien, había en aquella ciudad una viuda, y ella seguía yendo a él, y decía: ‘Ve que se me rinda justicia de mi adversario en juicio’. Pues, por algún tiempo él no quiso, pero después dijo dentro de sí: ‘Aunque no temo a Dios ni respeto a hombre, de todos modos, porque esta viuda me causa molestia de continuo, veré que se le rinda justicia, para que no siga viniendo y aporreándome hasta acabar conmigo’”. Entonces dijo el Señor: “¡Oigan lo que dijo el juez, aunque era injusto! De seguro, entonces, ¿no hará Dios que se haga justicia a sus escogidos que claman a él día y noche, aun cuando es sufrido para con ellos? Les digo: Él hará que se les haga justicia rápidamente. Sin embargo, cuando llegue el Hijo del hombre, ¿verdaderamente hallará la fe sobre la tierra?”" (Lucas 18:1-8).
Acerquémonos a Dios con modestia y humildad
"Entonces pasó a decir a los invitados una ilustración, puesto que reparó en cómo escogían para sí los lugares más prominentes, y les dijo: “Cuando alguien te invita a un banquete de bodas, no te recuestes en el lugar más prominente. Puede que alguien más distinguido que tú haya sido invitado por él en ese tiempo, y que venga el que los invitó a ti y a él y te diga: ‘Deja que este tenga el lugar’. Y entonces tendrás que irte con vergüenza a ocupar el lugar más bajo. Pero cuando se te invita, ve y reclínate en el lugar más bajo, para que cuando venga el que te haya invitado te diga: ‘Amigo, sube más arriba’. Entonces tendrás honra delante de todos los demás convidados contigo. Porque todo el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado" (Lucas 14:7-11).
En otra ilustración, Jesucristo muestra cómo una persona puede ser humilde u orgullosa, según cómo se vea a sí misma. Esta segunda ilustración, servirá de comentario a la primera, sobre todo porque Jesucristo la concluyó de la misma manera: “Pero habló esta ilustración también a algunos que confiaban en sí mismos como justos, y que consideraban como nada a los demás: “Dos hombres subieron al templo a orar, el uno fariseo y el otro recaudador de impuestos. El fariseo se puso de pie y oraba para sí estas cosas: ‘Oh Dios, te doy gracias de que no soy como los demás hombres, dados a extorsión, injustos, adúlteros, ni siquiera como este recaudador de impuestos. Ayuno dos veces a la semana, doy el décimo de todas las cosas que adquiero’. Pero el recaudador de impuestos, estando de pie a la distancia, no quería ni siquiera alzar los ojos hacia el cielo, sino que se golpeaba el pecho, y decía: ‘Oh Dios, sé benévolo para conmigo, que soy pecador’. Les digo: Este hombre bajó a su casa probado más justo que aquel; porque todo el que se ensalza será humillado, pero el que se humilla será ensalzado"” (Lucas 18:9-14).
Lo que es cierto a nivel individual, puede comprobarse a nivel congregacional. Así como una persona puede ser humilde y modesta u orgullosa y presuntuosa, una congregación en su conjunto puede tener una reputación de humildad o, por el contrario, de arrogancia. Tomemos el ejemplo de dos congregaciones entre las siete que Jesucristo glorificado disciplinó: La congregación de Sardis y la congregación de Esmirna.
La congregación de Sardis tuvo una actitud arrogante, y en su mensaje Jesucristo la reprendió muy duramente: "Y al ángel de la congregación que está en Sardis escribe: Estas son las cosas que dice el que tiene los siete espíritus de Dios y las siete estrellas: ‘Conozco tus hechos, que tienes nombre de estar vivo, pero estás muerto. Hazte vigilante, y fortalece las cosas restantes que estaban a punto de morir, porque no he hallado tus hechos plenamente ejecutados delante de mi Dios. Por lo tanto, continúa teniendo presente cómo has recibido y cómo oíste, y sigue guardándolo, y arrepiéntete. Ciertamente, a menos que despiertes vendré como ladrón, y no sabrás de ningún modo a qué hora vendré sobre ti" (Apocalipsis 3:1-3). Obviamente, esta congregación tenía la misma mentalidad que aquel fariseo muy satisfecho de sí mismo, y que de paso, denigraba a los que no eran como él.
La congregación de Esmirna tenía un espíritu completamente distinto: "Y al ángel de la congregación que está en Esmirna, escribe: Estas son las cosas que él dice, ‘el Primero y el Último’, que llegó a estar muerto y llegó a vivir de nuevo: ‘Conozco tu tribulación y pobreza —pero eres rico— y la blasfemia por parte de los que dicen que ellos mismos son judíos, y sin embargo no lo son, sino que son una sinagoga de Satanás. No tengas miedo de las cosas que estás para sufrir. ¡Mira! El Diablo seguirá echando a algunos de ustedes en la prisión para que sean puestos a prueba plenamente, y para que tengan tribulación diez días. Pruébate fiel hasta la misma muerte, y yo te daré la corona de la vida. El que tenga oído, oiga lo que el espíritu dice a las congregaciones: El que venza, de ninguna manera recibirá daño de la muerte segunda" (Apocalipsis 2:8-11).
Así como a nivel individual debemos permanecer vigilantes en cuanto a nuestra manera de comportarnos y en el modo que tenemos de vernos a nosotros mismos, así mismo los pastores de las diferentes congregaciones, deben cuidar de mantener un buen ambiente de amor, humildad y modestia, los unos para con los otros: "Pues por la bondad inmerecida que se me ha dado digo a cada uno que está allí entre ustedes que no piense más de sí mismo de lo que sea necesario pensar; sino que piense de tal modo que tenga juicio sano, cada uno según le haya distribuido Dios una medida de fe. (…) Estén dispuestos para con otros del mismo modo como lo están para consigo mismos; no tengan la mente puesta en cosas encumbradas, sino déjense llevar con las cosas humildes. No se hagan discretos a sus propios ojos” (Juan 13:34,35; Romanos 12:3,16).
¿Es apropiado tener una posición o actitud particular para orar?
Dios: no hay reglas estrictas. Nuestra actitud o posición corporal dependerá de las circunstancias:
- El arrodillarse (Hechos 9:40; 21:5).
- El bajar los ojos y la cabeza (Lucas 18:13).
- El levantar sus ojos al cielo o presentar su rostro a Jehová (Juan 11:40, Job 42:8 "Job mismo, mi siervo, orará por ustedes. Solo el rostro de él aceptaré").
- El abrir y levantar las manos (Salmo 141:2 "el levantar las palmas de mis manos, como la ofrenda de grano al atardecer").
Estas son las circunstancias relacionadas con el temor reverencial de Dios, el discernimiento cristiano y el respeto por las tradiciones humanas locales (en la medida en que se ajusten a la Biblia), si estamos en el contexto de una congregación cristiana local (Hebreos 5:14).
¿Eres un hijo de Dios?
"Porque todos los que son conducidos por el espíritu de Dios,
estos son los hijos de Dios”
(Romanos 8:14)
Esta pregunta está solo en el contexto bíblico, y particularmente en la carta a los Romanos, capítulo 8, para saber si el estado de "Hijo de Dios" solo aplica a una categoría de cristianos, por ejemplo, aquellos que tienen la esperanza celestial, los 144000, o para todos los cristianos, incluidos los que tienen una esperanza terrestre (Apocalipsis 7:1-8 (los 144000); 7:9-17 (la gran muchedumbre que sobrevivirá a la gran tribulación)). Para que el lector verifique por sí mismo, el contexto revela dos puntos importantes:
1 - El apóstol Pablo no menciona en ningún momento, directamente, a dos categorías de cristianos, sino a dos categorías de humanos, aquellos que viven de acuerdo con los deseos carnales y aquellos (los cristianos fieles) que viven siendo guiados por el Espíritu Santo.
2 - El apóstol Pablo no evoca directamente la esperanza de la vida eterna, marcando una diferencia entre la vida eterna en el cielo y la vida eterna en el futuro paraíso terrestre.
Examinemos el contexto de Romanos Capítulo 8: "Por lo tanto, no tienen condenación los que están en unión con Cristo Jesús. Porque la ley de ese espíritu que da vida en unión con Cristo Jesús te ha libertado de la ley del pecado y de la muerte. Pues, dado que había incapacidad de parte de la Ley, en tanto que era débil a causa de la carne, Dios, al enviar a su propio Hijo en la semejanza de carne pecaminosa y tocante al pecado, condenó al pecado en la carne, para que el justo requisito de la Ley se cumpliera en nosotros los que andamos, no en conformidad con la carne, sino en conformidad con el espíritu. Porque los que están en conformidad con la carne fijan la mente en las cosas de la carne; pero los que están en conformidad con el espíritu, en las cosas del espíritu. Porque el tener la mente puesta en la carne significa muerte, pero el tener la mente puesta en el espíritu significa vida y paz; porque el tener la mente puesta en la carne significa enemistad con Dios, porque esta no está sujeta a la ley de Dios, ni, de hecho, lo puede estar. Por eso los que están en armonía con la carne no pueden agradar a Dios.
Sin embargo, ustedes no están en armonía con la carne, sino con el espíritu, si es que el espíritu de Dios verdaderamente mora en ustedes. Pero si alguien no tiene el espíritu de Cristo, este no le pertenece. Pero si Cristo está en unión con ustedes, el cuerpo verdaderamente está muerto a causa del pecado, pero el espíritu es vida a causa de la justicia. Por eso, si el espíritu del que levantó a Jesús de entre los muertos mora en ustedes, el que levantó a Cristo Jesús de entre los muertos vivificará también sus cuerpos mortales mediante Su espíritu que reside en ustedes" (Romanos 8:1-11).
En los versículos 1 a 8, el apóstol Pablo, describe a los que caminan según la carne: "Porque los que están en conformidad con la carne fijan la mente en las cosas de la carne; pero los que están en conformidad con el espíritu, en las cosas del espíritu" (versículo 5). Este versículo resume muy bien, el contraste entre aquellas dos categorías de humanos, aquellos que viven de acuerdo con los deseos carnales y los que viven según el espíritu.
En los versículos 9 a 11, mientras describe a aquellos que son "Hijo de Dios", por adopción, repite la diferencia entre las dos categorías de humanos, de una manera distinta: "Sin embargo, ustedes no están en armonía con la carne, sino con el espíritu, si es que el espíritu de Dios verdaderamente mora en ustedes. Pero si alguien no tiene el espíritu de Cristo, este no le pertenece" (versículo 9).
"Así pues, hermanos, no nos vemos obligados a la carne, para vivir de acuerdo con la carne; porque si ustedes viven de acuerdo con la carne, de seguro morirán; pero si por el espíritu hacen morir las prácticas del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son conducidos por el espíritu de Dios, estos son los hijos de Dios. Porque ustedes no recibieron un espíritu de esclavitud que ocasione temor de nuevo, sino que recibieron un espíritu de adopción como hijos, espíritu por el cual clamamos: “¡Abba, Padre!”. El espíritu mismo da testimonio con nuestro espíritu de que somos hijos de Dios. Pues, si somos hijos, también somos herederos: herederos por cierto de Dios, pero coherederos con Cristo, con tal que suframos juntamente para que también seamos glorificados juntamente" (Romanos 8:12-17).
El versículo 17, parece aplicarse solo a los 144,000: "Pues, si somos hijos, también somos herederos: herederos por cierto de Dios, pero coherederos con Cristo, con tal que suframos juntamente para que también seamos glorificados juntamente". Cuando el apóstol Pablo escribe que aquellos que son hijos de Dios son coherederos de Cristo, parece referirse a la esperanza celestial junto con Jesucristo (incluso si no se menciona directamente) (ver Apocalipsis 14:1-5, los 144000 en el Monte Sión (en los cielos), con el rey Jesucristo). Además, los versículos anteriores parecen describir este proceso que permite a un cristiano saber que tiene aquella esperanza celestial (para ser coheredero de Cristo): "Porque ustedes no recibieron un espíritu de esclavitud que ocasione temor de nuevo, sino que recibieron un espíritu de adopción como hijos, espíritu por el cual clamamos: “¡Abba, Padre!”. El espíritu mismo da testimonio con nuestro espíritu de que somos hijos de Dios" (versículo 15,16). En esta etapa del examen, la pregunta que surge, es la siguiente, si la expresión "Hijos de Dios" aplica a los coherederos de Cristo (los 144000), ¿será que no aplica a todos los cristianos que viven de acuerdo con el Espíritu y que tienen esperanza terrestre? Una vez más, hay que examinar el contexto de Romanos 8.
"Por consiguiente, estimo que los sufrimientos de la época presente no son de ninguna importancia en comparación con la gloria que va a ser revelada en nosotros. Porque la expectación anhelante de la creación aguarda la revelación de los hijos de Dios. Porque la creación fue sujetada a futilidad, no de su propia voluntad, sino por aquel que la sujetó, sobre la base de la esperanza de que la creación misma también será libertada de la esclavitud a la corrupción y tendrá la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Porque sabemos que toda la creación sigue gimiendo juntamente y estando en dolor juntamente hasta ahora. No solo eso, sino que también nosotros mismos los que tenemos las primicias, a saber, el espíritu, sí, nosotros mismos gemimos en nuestro interior, mientras aguardamos con intenso anhelo la adopción como hijos, el ser puestos en libertad de nuestros cuerpos por rescate. Porque fuimos salvados en [esta] esperanza; pero la esperanza que se ve no es esperanza, porque, cuando el hombre ve una cosa, ¿la espera? Pero si esperamos lo que no vemos, seguimos aguardándolo con aguante" (Romanos 8:18-25).
Una vez más, el versículo 19 parece referirse, solo en los 144,000: "Porque la expectación anhelante de la creación aguarda la revelación de los hijos de Dios" (ver 1 Juan 3: 2: "Amados, ahora somos hijos de Dios, pero todavía no se ha manifestado lo que seremos. Sí sabemos que cuando él sea manifestado seremos semejantes a él, porque lo veremos tal como él es").
Sin embargo, los versículos 20,21 se refieren a toda la humanidad: "Porque la creación fue sujetada a futilidad, no de su propia voluntad, sino por aquel que la sujetó, sobre la base de la esperanza de que la creación misma también será libertada de la esclavitud a la corrupción y tendrá la gloriosa libertad de los hijos de Dios". Algunos dirán que aquella libertad tendrá lugar al final del milenio de Cristo. Esta interpretación parece justa de acuerdo con el Apocalipsis 20:5a: "Los demás de los muertos no llegaron a vivir sino hasta que se terminaron los mil años". Sin embargo, debe mencionarse que el apóstol Pablo usa la palabra "creación" para designar a la humanidad en su conjunto, lo mismo, el apocalipsis 20:5a se aplica a la humanidad en su conjunto en el paraíso. A nivel individual, el humano (el cristiano fiel) que actualmente vive y él que vivirá en el futuro paraíso terrestre, según el espíritu, de acuerdo con el contexto de Romanos 8, puede ser llamado como "hijo de Dios" al ser simplemente heredero de Dios, sin necesariamente ser coheredero de Cristo a la manera de los 144000: "Pues, si somos hijos, también somos herederos: herederos por cierto de Dios" (versículo 17).
El hecho mismo de que el apóstol Pablo agrega, "pero coheredero de Cristo", parece apoyar la idea de que los "herederos de Dios" representan a toda la humanidad obediente, y los “coherederos de Cristo”, en este contexto aplica solo a los 144000. Por consiguiente, es completamente lógico, siempre según el contexto de los romanos 8, considerar a los cristianos fieles que tienen esperanza terrestre, como "hijos de Dios" que serán sus herederos, en vista de la vida eterna. Debe recordarse que en Romanos 8, el apóstol Pablo escribe que los "hijos de Dios" viven de acuerdo con el espíritu, y este es el caso de los cristianos fieles que tienen esperanza terrestre. Además, si es obvio que la expresión de "coherederos de Cristo" tiene un significado restrictivo en romanos (8:12-17), aplicando solo a los 144000, esta expresión se puede referirse actualmente a los cristianos fieles que tienen esperanza terrestre, en el sentido amplio de Lucas 23:43: "Estarás conmigo en el paraíso". Los cristianos actualmente fieles que tienen esperanza terrestre, en un sentido amplio, serán "coherederos de Cristo", porque estarán con él en el paraíso terrestre...
Finalmente, también es bueno recordar cómo comienza la oración modelo del Padre Nuestro: "Padre nuestro que estás en los cielos" (Mateo 6:9)... Si Jesucristo pide que se ore a Dios, llamándolo "Padre", es prueba de que Dios no esperará mil años para considerar actualmente a los cristianos fieles que tienen esperanza terrestre, como sus hijos, los hijos de Dios... "Porque todos los que son conducidos por el espíritu de Dios, estos son los hijos de Dios” (Romanos 8:14)…