Las frases azules indican explicaciones bíblicas adicionales y detalladas. Simplemente haga clic en el link azul. Los artículos bíblicos están escritos principalmente en cuatro idiomas: español, francés, portugués e inglés

VÍDEO DE LA VISIÓN DEL APÓSTOL JUAN DE LA NUEVA JERUSALÉN

Revelación 21:10-21

escrito en Inglés

La Nueva Jerusalén

"Y vi un nuevo cielo y una nueva tierra; porque el cielo anterior y la tierra anterior habían pasado, y el mar ya no existe. Vi también la santa ciudad, la Nueva Jerusalén, que descendía del cielo desde Dios y preparada como una novia adornada para su esposo. Con eso, oí una voz fuerte desde el trono decir: “¡Mira! La tienda de Dios está con la humanidad, y él residirá con ellos, y ellos serán sus pueblos. Y Dios mismo estará con ellos. Y limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor. Las cosas anteriores han pasado" (Apocalipsis 21:1-5).

Obviamente, la Nueva Jerusalén es muy diferente de la Jerusalén de arriba o la Jerusalén celestial. Esta vez representa a la novia del Rey Jesucristo celestial, es decir, los 144,000 reyes y sacerdotes redimidos de la tierra (Apocalipsis 5:10, 7: 3-8, 14: 1-5).

Esta Nueva Jerusalén vendrá a la tierra después de la Gran Tribulación, en el sentido de que algunos humanos serán ungidos como príncipes y otros como sacerdotes terrestres. La Gran Munchedumbre que sobrevivirá, en conjunto, representará a los Levitas o Hijos de Levi (Isaías 32: 1,2 (Príncipes), Ezequiel 44: 3 (El principal), 40:46 (Los hijos de Sadoc, los sacerdotes terrestres); (Hijo de Levi)).

La Nueva Jerusalén, representa la administración terrestre del Reino de Dios, por los 144.000 reyes y sacerdotes en el cielo. Aquella administración se describe como una ciudad simbólica en la tierra, en relación directa con el cielo. Aquí está la descripción:

"Ahora bien, el que hablaba conmigo tenía como medida una caña de oro, para que midiera la ciudad y sus puertas y su muro. Y la ciudad se extiende en cuadro, y su longitud es tan grande como su anchura. Y midió la ciudad con la caña, doce mil estadios; su longitud y anchura y altura son iguales. También, midió su muro, ciento cuarenta y cuatro codos, según la medida de hombre, y a la vez de ángel. Ahora bien, la estructura del muro era jaspe, y la ciudad era oro puro, semejante a vidrio claro. Los fundamentos del muro de la ciudad estaban adornados con toda clase de piedra preciosa: el primer fundamento era jaspe; el segundo, zafiro; el tercero, calcedonia; el cuarto, esmeralda; el quinto, sardónica; el sexto, sardio; el séptimo, crisólito; el octavo, berilo; el nono, topacio; el décimo, crisoprasa; el undécimo, jacinto; el duodécimo, amatista. También, las doce puertas eran doce perlas; cada una de las puertas estaba hecha de una sola perla. Y el camino ancho de la ciudad era oro puro, como vidrio transparente" (Apocalipsis 21:15-21).

Antes de entender concretamente lo que significa aquella medida de la ciudad y su descripción, detengámonos en las dimensiones. Es un cubo de doce mil estadios de lado, de alto, de largo y de ancho (12000x185 (m)=2220 (km)). Un cubo tiene seis caras, si razonamos en área, que no es el caso, en la medida que nos interese. La medida se expresa en perímetro o en líneas paralelas horizontales y verticales:

- Base del cubo: cuatro lados de la misma longitud.

- Parte superior del cubo: cuatro lados de la misma longitud.

- Altura del cubo: cuatro lados de la misma longitud.

Así, el total de las líneas es doce. Una línea son doce mil estadios. Tenemos la siguiente igualdad: Doce mil estadios multiplicados por doce es igual a ciento cuarenta mil estadios. Tenemos exactamente esta igualdad en Apocalipsis 7:4-8, de ahí su conexión con Apocalipsis 21:15-17 (ver el simbolismo de los números en la Biblia).

La unidad de longitud es un estadio romano (185 metros). En nuestro caso, un estadio equivale al ministerio terrestre (la carrera terminada en la tierra) de un cristiano con esperanza celestial (ver 1 Corintios 9:24-27 (el vencedor de la carrera (en el estadio romano) recibía una corona (ver versículo 25, comparado con Apocalipsis 2:9; 3:11)); 2 Timoteo 4:7; ver Apocalipsis 14:20). Los 144.000 estadios representan las delineaciones total del cubo y de la ciudad. Esto significaría que la medida representaría la preparación de una construcción de una ciudad o su construcción terminada en el presente caso. Pero también por su vertiginosa altura, las relaciones con Jehová Dios, del cielo con la tierra, la Nueva Jerusalén actuando como un cordón umbilical. Sin embargo, esta medida también expresa un juicio durante el reinado milenario, hecho sobre la base de la "ley de la Casa" escrita en los "rollos" mencionados en Apocalipsis 20:12 (Ezequiel 43:10-13: Este texto vincula la medida de la casa con la "ley de la Casa", como la Nueva Jerusalén).

La medida del muro se expresa sólo por su altura, muy pequeña comparada con la altura general de la ciudad misma, es decir 144 codos, medida de hombre, es decir de ángel, según el Apocalipsis. El mil se reemplaza por el codo (si se refiere a 144.000), que es una medida de longitud humana (la longitud de un antebrazo, hasta el codo). El muro tiene doce puertas, pero su altura es de doce por doce codos. Son varias formas de demostrar que será imposible atravesar esta muralla sin autorización, tanto por su extensión, su número de puertas vigiladas, como por la altura general de la ciudad.

El muro mismo y su altura bien pueden representar la réplica terrenal de la Nueva Jerusalén enviada por Dios (ver Apocalipsis 21:1-4); los 144.000 en los cielos representarían el cubo de 12.000 estadios, mientras que el muro representaría la parte terrestre de la ciudad, su cimiento o base, actuando los muros y puertas como protección. El muro no tiene razón de existir excepto en la tierra porque aquellos que deben permanecer temporalmente fuera (antes de su destrucción) son seres humanos o, a lo sumo, espíritus confinados a la vecindad de la tierra (Apocalipsis 12:13; 22:15).

La tienda de Dios mencionada en Apocalipsis 21:3 está asociada con el descenso de la Nueva Jerusalén a la tierra. Sería lógico pensar que representa la parte baja, o la base de la ciudad en la tierra, la muralla, una estructura protectora para la ciudad en la tierra. La tienda de Dios en la tierra, como hemos visto anteriormente, podría constituir un grupo de humanos al servicio de la adoración de Jehová. Debe estar representado por príncipes y sacerdotes terrestres. En Apocalipsis 7:15 se menciona que la tienda de Dios estará sobre la Gran Muchedumbre, lo que implica que este grupo estará directamente subordinado a los príncipes y sacerdotes terrestres en la administración de la adoración de Jehová y el gobierno de la tierra.

La medición de la Nueva Jerusalén es comparable a la del Templo Santuario, realizada por el apóstol Juan (Apocalipsis 11:1,2). La medición del templo santuario realizada por el apóstol Juan, parece indicar que las normas divinas escritas en la Biblia, deben ser aplicadas, dentro del recinto de este templo santuario, es decir la congregación cristiana. El hecho de que sea Juan, un ser humano, quien haga la medición, indica que estas normas cristianas son mantenidas por el trabajo pastoral de los sacerdotes o superintendentes de las congregaciones cristianas. Se confirma en Apocalipsis 2 y 3, cuando Jesucristo glorificado da sus instrucciones, a veces muy severas, a los siete ángeles humanos encargados de las siete congregaciones.

Por lo tanto, estas dos mediciones representan un juicio (Mateo 7:2 (Jesús compara el juicio con una medida) y Amós 7:7-9 (Jehová compara su juicio con el uso de una plomada)). Jesucristo en Mateo 19:28 describió el período de "re-creación" o resurrección terrestre como un juicio general de toda la humanidad resucitada. Sin embargo, en el caso de la Nueva Jerusalén, esta vez es un ángel quien mide con la medida de un ángel. Esta vez, en el paraíso terrenal, serán medidas ciertamente aplicadas por humanos, bajo la supervisión directa de ángeles.

Esta idea del juicio de la humanidad, expresada por Jesucristo, se destaca simbólicamente por la presencia de las doce piedras preciosas a la entrada de cada una de las doce puertas de la ciudad, permitiendo o impidiendo la entrada a la ciudad. ¿Qué significa? Cada una de las puertas tiene la inscripción de una de las doce tribus de Israel, esto parece aludir a las doce tribus de Apocalipsis 7:4-8, por lo tanto los 144 000. Las puertas dan acceso a los árboles de la vida o no (Comparar Apocalipsis 22 :2,13,19 con Génesis 3:24). Ahora en Mateo 19:28, Jesucristo dijo que los 144.000 serían establecidos como jueces de las 12 tribus de Israel. Por tanto, parece lógico que aquellas puertas representen la autoridad de los 144.000 para juzgar quién será digno de entrar en la ciudad o no. Siendo aquellas puertas parte del muro, es lógico pensar que son los príncipes y sacerdotes terrestres, quienes notificarán en la tierra lo que los 144.000 habrán decidido en el cielo (ellos mismos supervisados ​​por los doce apóstoles (Mateo 19:28)) (Ver Mateo 18:15-17 y luego 18-20). Los príncipes y sacerdotes terrestres se mencionan respectivamente en la profecía de Ezequiel 40-48 como "principal" (príncipes) e hijos de Zadoc (sacerdotes terrestres).

La presencia de un ángel en cada puerta, o doce ángeles, parece describirlos como los ejecutores de los juicios de Dios (Apocalipsis 7:1,2; 12:7; 14:18-20; véase también Mateo 13:41,49). Los juicios de Dios serán decididos por los 144.000 en el cielo, notificados por los príncipes y los sacerdotes en la tierra, y ejecutados efectivamente por los ángeles. Esto explicaría también que la medida sea hecha por un ángel, a la medida del hombre (aplicada a los humanos (caña)), es decir de ángel (aplicada por los ángeles (el oro simboliza la materia celestial que cubría todo el mobiliario y los utensilios del Santo y del Santísimo en el templo santuario)) (Apocalipsis 21:15-17).

El muro está construido de jaspe (Apocalipsis 21:18). Esta indicación nos ayuda a comprender que el brillo de la piedra de jaspe refleja la gloria de Dios. De igual modo, el brillo dominante de la Nueva Jerusalén es el jaspe (comparar Apocalipsis 4:3, (el color dominante que proviene del trono es el jaspe) con 21:11 (el color dominante de la Nueva Jerusalén es la de la piedra de jaspe)). El destello del jaspe podría simbolizar la gloria de la soberanía de Dios, expresada por la gobernación de la Nueva Jerusalén en la tierra.

¿Qué podría significar la presencia de las doce piedras preciosas? Representan los doce nombres de los apóstoles, que a su vez son paralelos al hecho de que en las puertas están inscritos los doce nombres de las tribus de Israel. Por tanto, es necesario relacionar aquellos doce nombres de las tribus de Israel, que constituyeron el fundamento de la nación, para saber qué representan concretamente aquellas piedras preciosas. Y el texto que obviamente parece resolver el enigma es Éxodo 28:15-21 donde está escrito sobre el pectoral del juicio:

"Y tienes que hacer el pectoral de juicio con obra de bordador. Como la obra del efod lo harás. De oro, hilo azul y lana teñida de púrpura rojiza y fibra escarlata carmesí y lino fino retorcido lo harás. Debe ser cuadrado cuando se doble, con un palmo de longitud y un palmo de anchura. Y tienes que llenarlo de guarnición de pedrería, y debe haber cuatro filas de piedras. Fila de rubí, topacio y esmeralda es la primera fila. Y la segunda fila es de turquesa, zafiro y jaspe. Y la tercera fila es de piedra léschem, ágata y amatista. Y la cuarta fila es de crisólito y ónice y jade. Debe haber encajaduras de oro en sus guarniciones. Y las piedras deben ser según los nombres de los hijos de Israel, las doce según sus nombres. Con los grabados de un sello deben ser, cada una según su nombre, para las doce tribus".

Así, las doce piedras preciosas del fundamento de la muralla, deben aludir probablemente al "pectoral de juicio", que era de hecho la base de la justicia divina en la tierra. El nombre de cada una de las piedras preciosas es diferente, porque distintos de los nombres de las doce tribus de Israel. Más concretamente, en Mateo 19:28, cuando Jesucristo dice que los 144.000 juzgarán a las 12 tribus terrestres de Israel, se está dirigiendo específicamente a los doce apóstoles. Esto significaría que son particularmente los doce apóstoles en el cielo quienes serán responsables del juicio, quienes actuarán como jueces superiores, notificando a los 144.000 en el cielo, actuando como puertas en el muro, a quién se debe impedir o permitir la entrada a la ciudad. (Efesios 2:20-21).

En Apocalipsis 21:22 está escrito: "Y no vi en ella templo, porque Jehová Dios el Todopoderoso es su templo; también lo es el Cordero". La Nueva Jerusalén, en la tierra, no necesitará un edificio visible ni un lugar designado para el templo santuario de Jehová y Jesucristo (en alusión a la presencia de un templo en la antigua Jerusalén). Ellos mismos serán el templo santuario, Jesucristo siendo el Santo (ver Apocalipsis 1:12-16) y Jehová el Santísimo (Apocalipsis 11:19).

LA “JERUSALÉN DE ARRIBA” Y LA “JERUSALÉN CELESTIAL”: NINGUNA DIFERENCIA

“Mas ustedes se han acercado a un monte Sión y a una ciudad de[l] Dios vivo, a Jerusalén celestial, y a miríadas de ángeles, 23 en asamblea general, y a la congregación de los primogénitos que han sido matriculados en los cielos, y a Dios el Juez de todos, y a las vidas espirituales de justos que han sido perfeccionados, 24 y a Jesús el mediador de un nuevo pacto, y a la sangre de la rociadura, que habla de mejor manera que la [sangre] de Abel” (Hebreos 12:22-24).

“Pero la Jerusalén de arriba es libre, y ella es nuestra madre. 27 Porque está escrito: “Alégrate, mujer estéril que no das a luz; prorrumpe y clama en voz alta, mujer que no tienes dolores de parto; porque los hijos de la desolada son más numerosos que [los] de la que tiene el esposo” (Gálatas 4:26,27).

Comparando las dos expresiones bíblicas, el de Hebreos 12: 22.23 “Jerusalén celestial” con Gálatas 4: 26,27 “Jerusalén de arriba”,  no hay diferencia: las dos expresiones bíblicas representan a Dios con Cristo y los que llegan a reinar con él junto con los ángeles en los Cielos.

La "Jerusalén de arriba" o la "Jerusalén celestial" representa a la "mujer" de Génesis 3:15: "Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu descendencia y la descendencia de ella. Él te magullará en la cabeza y tú le magullarás en el talón" (Génesis 3:15).

La "Jerusalén de arriba" o la "Jerusalén celestial" representa a la "mujer" que da a luz a un "niño" en Apocalipsis 12: "Y se vio en el cielo una gran señal, una mujer vestida del sol, y la luna estaba debajo de sus pies, y sobre su cabeza había una corona de doce estrellas, 2 y ella estaba encinta. Y clama en sus dolores y en su agonía por dar a luz. (...) Y ella dio a luz un hijo, un varón, que ha de pastorear a todas las naciones con vara de hierro. Y su hijo fue arrebatado hacia Dios y hacia su trono. Y la mujer huyó al desierto, donde tiene un lugar preparado por Dios, para que la alimentaran allí mil doscientos sesenta días" (Apocalipsis 12:1-6). Este niño representa a Jesucristo como Rey celestial entronizado, pero también al Reino de Dios, asociado con los 144,000 mencionados en Apocalipsis 7: 3-8 y 14: 1-5.

Dada toda esta información bíblica, entendemos que la "Jerusalén de arriba" o la "Jerusalén celestial" representan a la familia celestial de Dios, que está asociada con Él como su novia (Isaías 54: 1) (La promesa de Dios).

LA JERUSALÉN NO HOLLADA

“Jerusalén será hollada por las naciones, hasta que se cumplan los tiempos señalados de las naciones”

(Lucas 21:24)

¿Era “hollada” la “Jerusalén” de los Tiempos de Jesucristo?

Se puede decir NO, por varias razones importantes: La primera razón, es que cuando la profecía de Daniel capítulo 4, se cumplió con el despido temporario de 7 tiempos, del rey de Babilonia, no significaba que la ciudad de Babilonia era “hollada” o dejó de ser una potencia mundial en este período. Del mismo modo, el destrono, en el 607 A.E.C., de la dinastía del rey David, no significaba que la ciudad de Jerusalén no sería restaurada, después de los 70 años de devastación, en lo que representaba, la ciudad del "gran rey" (Daniel 9:2; Mateo 5:35).

La segunda razón es, desde el 607 A.E.C., la ciudad de Jerusalén fue “hollada” o devastada por 70 años, pero después, fue reconstruida con su templo después del 537 AEC, en cumplimiento de la profecía de Daniel capítulo 9: “Y debes saber y tener la perspicacia [de que] desde la salida de [la] palabra de restaurar y reedificar a Jerusalén hasta Mesías [el] Caudillo, habrá siete semanas, también sesenta y dos semanas.” (Daniel 9:25). Fue el rey Artajerjes quien dio aquella orden de reconstrucción de Jerusalén en 455 A.E.C. Los libros de Esdras y Nehemías muestran cómo se hizo la reconstrucción de Jerusalén y su templo y así como toda la reorganización de la administración religiosa y secular de la ciudad y del pueblo.

La tercera razón es en el cumplimiento de la profecía de Zacarías, cuando Jesucristo entró como rey en Jerusalén, no tenía que ser “hollada”: " Ponte muy gozosa, oh hija de Sión. Grita en triunfo, oh hija de Jerusalén. ¡Mira! Tu rey mismo viene a ti. Es justo, sí, salvado; humilde, y cabalga sobre un asno, aun sobre un animal plenamente desarrollado, hijo de un asna" (Zacarías 9:9). Jesucristo no podía cumplir esta profecía en una Jerusalén "hollada": "Digan a la hija de Sión: ‘¡Mira! Tu Rey viene a ti, de genio apacible, y montado sobre un asno, sí, sobre un pollino, prole de una bestia de carga’” (Mateo 21:5). Es obvio que aquella profecía tenía que cumplirse en una Jerusalén “restaurada y reedificada” (Daniel 9:25).

¿Qué significa : “Jerusalén será hollada por las naciones, hasta que se cumplan los tiempos señalados de las naciones” (Lucas 21:24)? El contexto de la profecía de Lucas 21: 20-24 es el anuncio de la destrucción futura de Jerusalén en cumplimiento de la profecía de Daniel 9:26b y 27b: "Y a la ciudad y al lugar santo el pueblo de un caudillo que viene los arruinará. Y el fin del tal será por la inundación. Y hasta [el] fin habrá guerra; lo que está decidido es desolaciones. (...) Y sobre el ala de cosas repugnantes habrá el que cause desolación; y hasta un exterminio, la misma cosa que se ha decidido irá derramándose también sobre el que yace desolado". Así, tal como estaba escrito en la profecía de Daniel 9:2 que Jerusalén sería "devastada" u hollada, durante 70 años y después reconstruida (Daniel 9:25), Jesucristo indicó que la destrucción que cumpliría Daniel 9:26 b y 27b, que ocurrió en el año 70 E.C., Jerusalén sería “hollada por las naciones, hasta que se cumplan los tiempos señalados de las naciones”, en 1914.

La destrucción de la antigua Jerusalén

“¿No contemplan todas estas cosas? En verdad les digo: De ningún modo se dejará aquí piedra sobre piedra que no sea derribada”

(Mateo 24:2)

El primer cumplimiento de la destrucción de la antigua Jerusalén

“¿No contemplan todas estas cosas? En verdad les digo: De ningún modo se dejará aquí piedra sobre piedra que no sea derribada”
(Mateo 24:2)

“¿No contemplan todas estas cosas? En verdad les digo: De ningún modo se dejará aquí piedra sobre piedra que no sea derribada”
(Mateo 24:2)

La profecía de la destrucción de Jerusalén se cumple en dos etapas. El primer cumplimiento (no terminado) es la destrucción del templo y la devastación de la ciudad de Jerusalén en 70 E.C. (no mencionada en la Biblia) (excepto los versículos 21 y 22 que mencionan la gran tribulación en Jerusalén que será, al mismo tiempo, internacional). Este primer cumplimiento se basa en la profecía de las 70 semanas de años, de Daniel capítulo 9:24-27, que anunciaba el final del pacto especial de Dios con el Israel terrestre (versículo 27a). Este período de 70 semanas de años terminó en el año 36 E. C., cuando el oficial Cornelio fue bautizado, de modo que, de ahora y adelante, Jehová Dios dirigiría su atención a todas las naciones. La relación especial de Dios con la nación terrestre de Israel había terminado definitivamente (Hechos 10). Actualmente, la ciudad de la Jerusalén ha sido reconstruida, pero ya no tiene bíblicamente el estatus de la capital mundial de la adoración de Jehová (Ver Mateo 23:38 "¡Miren! Su casa se les deja abandonada a ustedes"). La Jerusalén terrestre actual, será reemplazada por una nueva Jerusalén celestial que gobernará sobre toda la tierra (Apocalipsis 21:1-4) (LA SEÑAL DEL FIN).

El segundo cumplimiento de la destrucción final de la antigua Jerusalén

durante la gran tribulación

"Por lo tanto, cuando alcancen a ver la cosa repugnante que causa desolación, como se habló de ella por medio de Daniel el profeta, de pie en un lugar santo (use discernimiento el lector), entonces los que estén en Judea echen a huir a las montañas"
(Mateo 24:15,16)

La futura destrucción de la Jerusalén actual, durante la gran tribulación, anunciada proféticamente por Jesucristo, se confirma  también en la profecía de Zacarías: "Y Jehová ciertamente saldrá y guerreará contra aquellas naciones como en el día de su guerrear, en el día de pelea. Y sus pies realmente se plantarán en aquel día sobre la montaña de los olivos, que está enfrente de Jerusalén, al este; y la montaña de los olivos tendrá que partirse por en medio, desde el naciente y hacia el oeste. Habrá un valle muy grande; y la mitad de la montaña realmente será movida hacia el norte, y la mitad de ella hacia el sur. Y ustedes ciertamente huirán al valle de mis montañas; porque el valle de [las] montañas llegará hasta Azel misma. Y ustedes tendrán que huir, tal como huyeron debido al temblor [de tierra] en los días de Uzías el rey de Judá. Y Jehová mi Dios ciertamente vendrá, y con él estarán todos los santos" (Zacarías 14:3-5).

De la misma manera que esta profecía menciona que los santos huirían de Jerusalén para salvar sus vidas, entonces Jesucristo les ordenó a los santos que huyeran de la ciudad antes de la futura gran tribulación: "Por lo tanto, cuando alcancen a ver la cosa repugnante que causa desolación, como se habló de ella por medio de Daniel el profeta, de pie en un lugar santo (use discernimiento el lector), entonces los que estén en Judea echen a huir a las montañas. El que esté sobre la azotea no baje para sacar los efectos de su casa; y el que esté en el campo no vuelva a la casa a recoger su prenda de vestir exterior. ¡Ay de las mujeres que estén encintas y de las que den de mamar en aquellos días! Sigan orando que su huida no ocurra en tiempo de invierno, ni en día de sábado; porque entonces habrá gran tribulación como la cual no ha sucedido una desde el principio del mundo hasta ahora, no, ni volverá a suceder" (Mateo 24:15-21).

"Por lo tanto, cuando alcancen a ver la cosa repugnante que causa desolación, como se habló de ella por medio de Daniel el profeta, de pie en un lugar santo (use discernimiento el lector)", esta profecía tuvo su primer cumplimiento (no mencionado en la Biblia), en el año 66 de nuestra era. El general romano Cestio Galo, durante el primer sitio de Jerusalén, pudo penetrar parcialmente en Jerusalén destruyendo parte del muro exterior del gran templo. Sin embargo, por razones inexplicadas, Cestio Galo se fue sin acabar el sitio de la ciudad. Esta situación sin precedentes permitió a los cristianos de Jerusalén (los santos) huir de la ciudad antes de su futura destrucción en el año 70, esta vez, por el general romano Tito.

El segundo cumplimiento tuvo lugar hoy, poco antes de la futura gran tribulación mencionada en Daniel 12: 1 y Mateo 24:21. En la profecía del Rey del Norte y del Rey del Sur, está escrito que el Rey del Sur, la actual potencia mundial, instalaría sus "tiendas palaciegas" cerca de Jerusalén, el lugar santo, poco antes de la gran tribulación: "Y plantará sus tiendas palaciegas entre el gran mar y la santa montaña de Decoración; y tendrá que llegar hasta su mismo fin, y no habrá ayudante para él" (Daniel 11:45). El cumplimiento de esta profecía bíblica tuvo lugar el 14 de mayo de 2018, durante la inauguración de las "tiendas palaciegas" del Rey del Sur, la embajada estadounidense en Israel, ubicada muy exactamente al pie de la "santa montaña", frente al "gran mar" (el mar Mediterráneo). Este cumplimiento indica que estamos muy cerca de la gran tribulación, de acuerdo con el final de la profecía de Daniel, de los dos reyes y con la convergencia de la profecía de Jesucristo:

"Y durante aquel tiempo se pondrá de pie Miguel, el gran príncipe que está plantado a favor de los hijos de tu pueblo. Y ciertamente ocurrirá un tiempo de angustia como el cual no se ha hecho que ocurra uno desde que hubo nación hasta aquel tiempo" (Daniel 12:1).

"Porque entonces habrá gran tribulación como la cual no ha sucedido una desde el principio del mundo hasta ahora, no, ni volverá a suceder" (Mateo 24:21).

El hecho mismo de que Jesucristo mencione la gran tribulación, a partir de la ubicación geográfica de la actual Jerusalén, muestra que el día y la hora del comienzo de este dramático evento planetario se realizarán desde su zona horaria (Hora UTC + 2) (Mateo 24:2, 21; Zacarías 14:3-5) (LOS DOS REYES (Última parte de las explicaciones bíblicas)).

Compartir esta página